sábado

Ma quanto siete belle! Roma.

No me lo vas a creer. Mucho menos si eres hombre. Pero Pili, que me lee, es mi testigo. Ella es de Zaragoza y tuvo la buena idea de radicarse también en Múnich; nos conocimos en 1993. Su buena idea fue -es- mi buena suerte, personas así no se encuentran a menudo en este mundo. Pili, Edilma -de Colombia- y yo, decidimos pasar un año nuevo en Roma. Una de esas excursiones en bus que no cuestan mucho, viajamos durante la noche y el 30 de diciembre de 1998 llegamos a la ciudad eterna. Ya en el segundo día de recorrido, hicimos compras y caída la tarde comenzamos a preguntar por algún restaurant para la comida de esa noche (no nos anotamos con el resto del grupo a una fiesta en un salón porque queríamos estar esa medianoche festejando con los romanos: al aire libre en la Piazza del Popolo). Caminando por Roma y ya desilusionadas sin encontrar lugar, Pili señala un local. Pregunto -la única de las tres entendida en el idioma- y nos dicen que pueden guardarnos la última mesa. Perfecto! El restaurant era pequeño pero estaba muy bien puesto. Nos dijo el mismo dueño que la cena era a las 19:00. Eran casi las 6 de la tarde, imposible llegar a esa hora! Entonces dijo que "retrasaría" el primer plato, lo serviría cerca de las 19:30, y si podíamos llegar a las 20:00 no se notaría tanto la falta, el trataría de estirar el tiempo... Salimos corriendo a la estación del metro, plano en mano. Por cuestión del idioma y ser de las tres la que ya había estado en Roma otras veces, tomé el mando del grupo y mis fieles amigas me siguieron... Tremendo error! Veinte minutos después aparecimos exactamente al este de la ciudad, contrario a donde deberíamos estar. Tuvimos que optar por un taxi para llegar lo antes posible al hotel. Y aquí comienza lo increíble... A las 19:00 horas en el hotel, ellas suben al segundo piso, me quedo en la recepción para pedir un taxi para las 19:30, el hombre me dice "baje 5 minutos antes y se lo llamo". Ni tiempo de contestar, corrí escaleras arriba. Tres mujeres en una habitación tratándonos de arreglar para una fiesta de fin de año (Nochevieja, Silvester). Nos duchamos, nos lavamos la cabeza, nos cepillamos los dientes, nos maquillamos -no todo en ese orden, seguramente alguna se maquilló antes de meterse a la ducha-, ellas se dieron el lujo de secarse un poco el pelo y yo de planchar mi vestido y, sabe Dios cómo, 19:25 estaba ya abajo pidiendo un taxi... Ninguna se explica cómo lo logramos y todavía hoy lo hablamos entre nosotras y nos parece increíble. Ya en nuestro destino, bajamos del taxi corriendo los últimos metros y llegamos al restaurant sin aliento y sin fuerzas, como es de imaginarse, pero vestidas de fiesta! Al entrar nos recibe el dueño y exclama con admiración: "Ma quanto siete belle!!!". Risas entre nosotras. Final feliz con cena de Nochevieja y a la medianoche en la Piazza del Popolo con los romanos. Lo habíamos logrado! Nuestro pequeño sueño cumplido. Y el de muchos hombres: mujeres listas en 25 minutos...
Con Pili y Edilma en Roma el 30-12-1998.

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