martes

Un cuento chino.

Un cuento chino (o de como tomar por tonta a una occidental). Diciembre de 2002, a pasar el año nuevo en un viaje organizado a China. Un grupo pequeño, siete alemanes y yo. Lydia, nuestra guía, nos da una hora de pausa en Beijing en un mercado lleno de puestos de cosas típicas. Me acerco a uno que me interesó: un sello en el que escribían tu nombre en mandarín, más la tinta roja, todo en una cajita muy linda -muy china-. Pregunto. Escribo mi nombre en un papel como el hombre me pide y lee: "Meida". No, no! Mara -señalo el papel-. "Meida!" No, Meida no, Mara! Leo: Maaaaaara! "Meeeeida!" insiste. Me estaba poniendo un poquito impaciente y lo demostré: Mara, Mara, Mara!!! "Ahhhh, ok, Mara!" Debía dar una vuelta y en diez minutos estaría el sello listo. Antes llama a su ayudante para darle el papel con mi nombre, sonriente ella lo lee "Meida...". Él se apura a corregir "No, Meida no, Mara!" Vuelvo un rato después a recogerlo, me lo entrega probando primero en un papel y me cuenta "Here: Mara!" Logramos por fin ponernos de acuerdo, feliz yo con mi tontería del día comprada!
Regresando al hotel en el minibus nuestra guía pregunta si nos ha gustado, si hemos comprado algo, bla bla bla. Le cuento de mi sello y se lo muestro. "Oh, pero acá no dice Mara...". Cómo que no dice Mara?! Y qué dice??? "Meida".

No hay comentarios:

Publicar un comentario